No es nada descabellado decir que el personaje que más sabe sobre Batman es el mayordomo de Bruce Wayne, Alfred Pennyworth. A pesar de no ser un superhéroe, es quien más íntimamente ha conocido las aventuras y desventuras del guardián de Gotham. Es el vigilante del vigilante, aquel que vela por cumplir con todo aquello que Batman no puede alcanzar. Quien hace que Bruce Wayne mantenga una vida lo suficientemente activa como para que nadie se plantee si ese playboy tiene en realidad otra ocupación por las noches. Quien se ocupa de que todos los vehículos y artefactos de Batman estén dispuestos para su uso. Quien cura las heridas físicas y psicológicas de los héroes que habitan en la Batcueva. Y aunque casi todos los fans de Batman sabrían decir quién es Alfred y qué le caracteriza, muchos detalles sobre su vida y su pasado han ido cambiando sobre la marcha. Es parte de su grandeza.
“¡Sorpresa! ¡Alguien averigua las verdaderas identidades de Batman y Robin! ¿Quién puede ser?”. Esta era la leyenda que aparecía en la portada del número 16 de ‘Batman’, publicado en abril de 1943. Ese misterioso personaje era Alfred Pennyworth, al que se presenta todavía sin el apellido. En su primera aparición, averiguamos que es un caballero inglés que ofrece sus servicios a Batman y Robin como “un criminólogo amateur con poca experiencia pero mucho talento”. Batman le emplaza a llamarle en algún momento y discutirlo, a sabiendas de que desconoce cómo contactar con él. Pero Alfred se presenta... en la Mansión Wayne, para sorpresa de Bruce y Dick Grayson. No, no ha averiguado todavía las identidades del dúo dinámico, sino que se presenta allí para ser el mayordomo de Wayne, cumpliendo la promesa que le hizo a su padre, Jarvis, antiguo sirviente de Thomas Wayne.
Bruce y Dick están de acuerdo en que la presencia de un mayordomo pondría en peligro su trabajo nocturno, pero le dejan permanecer esa noche en la Mansión. Y es entonces cuando un grupo de atracadores entre en ella buscando unas joyas que ya habían intentado robar justo cuando Alfred llegaba a Gotham. Batman y Robin acuden al rescate, pero se marchan sin darse cuenta de que uno de los ladrones permanece escondido. Cuando éste intenta atacar a Alfred, el mayordomo consigue zafarse de él y, por casualidad, descubre la entrada a la Batcueva. Al final de la misma aventura, salva las vidas de Batman y Robin, que habían caído presos de esa banda de ladrones. Al final de la historia, Alfred revela a sus amos que conoce sus identidades y éstos le aceptan en sus vidas. “Ya eres uno de los nuestros, Alfred”, le dice Batman, admirando sus dotes detectivescas y su silencio.
Ese primer Alfred que descubrieron los lectores poco tenía que ver físicamente con el Alfred que hoy reconocemos, sin su característico bigote y con algo de sobrepeso. El cambio en el aspecto se debió al primer serial cinematográfico de Batman, que se estrenó el 16 de julio de 1943, el mismo año del debut de Alfred en el cómic. El principal cometido del mayordomo en el serial era actuar como chofer de los héroes, ya que el bajo presupuesto de la producción impedía que hubiera Batmóvil alguno. William Austin, un actor esbelto, prestó su rostro y su bigote al personaje. Para adaptar su aspecto al cómic, en el número 83 de ‘Detective Comics’ se explicaba que el mayordomo volvía de unas vacaciones en un spa, donde perdió peso y decidió dejarse crecer el bigote.
Durante trece números, y a partir del número 35 de ‘Batman’, Alfred contó con sus propias aventuras detectivescas en la colección. Por la época y por la extensión de las historias (cuatro páginas), se puede deducir que no eran excesivamente complejas. Pero demostraban que Alfred era ya parte importante del universo de Gotham. Con los años, la importancia del personaje fue creciendo. Desde el principio se conocieron sus habilidades detectivescas y su pasado como agente secreto del Servicio Británico, dedicación que abandonó para convertirse en actor (las habilidades que adquirió en ese trabajo le permitieron participar en algunos casos del Señor de la Noche). Alfred vivió dos décadas de relativa tranquilidad y asidua presencia en las aventuras de Batman, ganándose el cariño de los aficionados.
A pesar de todo, DC decidió acabar con el personaje. El motivo, restar razones a quienes atacaban al héroe considerándole homosexual. Su muerte se produjo en el número 328 de ‘Detective Comics’. Era junio de 1964. “La razón por la que acabé con Alfred fue que había demasiadas habladurías sobre tres hombres viviendo en la misma casa. Así que pensé ‘de acuerdo, voy a matar a uno de los hombres y voy a poner a una mujer ahí. Y la mujer resultó ser la Tía Harriet, pariente de Dick Grayson. Supongo que fue bastante drástico matar a Alfred”, recuerda Julius Schwartz, editor de los títulos de Batman en aquella época. El mayordomo había muerto, pero vino a su rescate la televisión. Los productores de la serie de Batman que se estaba preparando en aquellos años querían a Alfred, pero no podía tenerlo si estaba muerto en las viñetas. “Les dije a los productores ‘¡pero si está muerto!’, y me respondieron que seguro que podía pensar en una forma de recuperarlo”, añade Schwartz.
Bruce y Dick están de acuerdo en que la presencia de un mayordomo pondría en peligro su trabajo nocturno, pero le dejan permanecer esa noche en la Mansión. Y es entonces cuando un grupo de atracadores entre en ella buscando unas joyas que ya habían intentado robar justo cuando Alfred llegaba a Gotham. Batman y Robin acuden al rescate, pero se marchan sin darse cuenta de que uno de los ladrones permanece escondido. Cuando éste intenta atacar a Alfred, el mayordomo consigue zafarse de él y, por casualidad, descubre la entrada a la Batcueva. Al final de la misma aventura, salva las vidas de Batman y Robin, que habían caído presos de esa banda de ladrones. Al final de la historia, Alfred revela a sus amos que conoce sus identidades y éstos le aceptan en sus vidas. “Ya eres uno de los nuestros, Alfred”, le dice Batman, admirando sus dotes detectivescas y su silencio.
Ese primer Alfred que descubrieron los lectores poco tenía que ver físicamente con el Alfred que hoy reconocemos, sin su característico bigote y con algo de sobrepeso. El cambio en el aspecto se debió al primer serial cinematográfico de Batman, que se estrenó el 16 de julio de 1943, el mismo año del debut de Alfred en el cómic. El principal cometido del mayordomo en el serial era actuar como chofer de los héroes, ya que el bajo presupuesto de la producción impedía que hubiera Batmóvil alguno. William Austin, un actor esbelto, prestó su rostro y su bigote al personaje. Para adaptar su aspecto al cómic, en el número 83 de ‘Detective Comics’ se explicaba que el mayordomo volvía de unas vacaciones en un spa, donde perdió peso y decidió dejarse crecer el bigote.
Durante trece números, y a partir del número 35 de ‘Batman’, Alfred contó con sus propias aventuras detectivescas en la colección. Por la época y por la extensión de las historias (cuatro páginas), se puede deducir que no eran excesivamente complejas. Pero demostraban que Alfred era ya parte importante del universo de Gotham. Con los años, la importancia del personaje fue creciendo. Desde el principio se conocieron sus habilidades detectivescas y su pasado como agente secreto del Servicio Británico, dedicación que abandonó para convertirse en actor (las habilidades que adquirió en ese trabajo le permitieron participar en algunos casos del Señor de la Noche). Alfred vivió dos décadas de relativa tranquilidad y asidua presencia en las aventuras de Batman, ganándose el cariño de los aficionados.
A pesar de todo, DC decidió acabar con el personaje. El motivo, restar razones a quienes atacaban al héroe considerándole homosexual. Su muerte se produjo en el número 328 de ‘Detective Comics’. Era junio de 1964. “La razón por la que acabé con Alfred fue que había demasiadas habladurías sobre tres hombres viviendo en la misma casa. Así que pensé ‘de acuerdo, voy a matar a uno de los hombres y voy a poner a una mujer ahí. Y la mujer resultó ser la Tía Harriet, pariente de Dick Grayson. Supongo que fue bastante drástico matar a Alfred”, recuerda Julius Schwartz, editor de los títulos de Batman en aquella época. El mayordomo había muerto, pero vino a su rescate la televisión. Los productores de la serie de Batman que se estaba preparando en aquellos años querían a Alfred, pero no podía tenerlo si estaba muerto en las viñetas. “Les dije a los productores ‘¡pero si está muerto!’, y me respondieron que seguro que podía pensar en una forma de recuperarlo”, añade Schwartz.
El 12 de enero de 1966 se emitió el primer capítulo de la serie, y no hace falta recordar el inmenso éxito que tuvo y la Batmanía que generó en Estados Unidos. El actor escogido para dar vida a Alfred, toda vez que ya se había alcanzado un acuerdo con DC para el regreso del personaje al cómic, fue Alan Napier, un actor británico, descendiente de Charles Dickens, que entre otras películas participó en el ‘Macbeth’ de Orson Welles. Napier no tenía ni idea del mundo en el que se estaba metiendo. “Me llamó mi agente y me dijo que iba a salir en ‘Batman’. Le respondí qué era ‘Batman’. ‘¿No lees cómics?’, me preguntó, y le dije que no. Me explicó que iba a ser el mayordomo de Batman y le repliqué que cómo iba a hacer eso, que era la cosa más ridícula que había oído jamás. ‘Te pueden pagar más de 100.000 dólares’, me dijo, así que respondí que sí sería el mayordomo de Batman”, dijo hace años Napier, que murió en 1988.
El Alfred de Napier seguía las trazas básicas del personaje en el cómic, un mayordomo atento y culto, tan dispuesto a servir a Bruce Wayne y Dick Grayson como a colaborar en la lucha contra el crimen de Batman y Robin, aportando toques de humor a una serie ya de por sí cómica en todos sus aspectos. Quizá los aspectos que más distancia marcaban con respecto al personaje del cómic eran una edad más avanzada y las gafas, pero eso no le impidió llegar incluso a enfundarse el traje del héroe de Gotham o conducir el Batmóvil en alguna aventura. En 1968, Alfred apareció por primera vez en forma de dibujo animado, en ‘The Batman / Superman Hour’. Curiosamente, la voz se la prestó Olan Soule, el mismo actor que dio vida al Señor de la Noche en ésta y en la mayoría de las primeras apariciones animadas del héroe. Y es que en aquella época era práctica habitual que un actor doblara a muchos personajes.
Para su regreso al cómic, Julius Schwartz decidió aprovechar un personaje ya existente, un villano llamado Outsider cuya identidad era entonces desconocida y que se había enfrentado en un par de ocasiones a Batman. Era octubre de 1966 y habían pasado poco más de dos años desde la muerte de Alfred. La rocambolesca historia que ideó Schwartz colocó al mayordomo como víctima de un científico loco llamado Brandon Crawford. Éste descubrió a Alfred apenas vivo en su ataúd. Con un rayo experimental para la regeneración de células le devuelve la vida por completo, aunque no su memoria. Regresa como el villano ya mencionado y, tras ser derrotado y desenmascarado por Batman, un nuevo rayo le devuelve sus recuerdos. Alfred había vuelto. Con una excusa argumental muy rebuscada, sí, pero había vuelto.
La vida de Alfred en el cómic no presentó demasiados sobresaltos hasta que se presentó a la hija perdida del personaje: Julia Remarque. La joven era fruto de la unión entre Alfred y una heroína que conoció en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, Mademoiselle Marie. Sin embargo, fue un personaje de corto recorrido gracias a la ‘Crisis en Tierras Infinitas’. DC decidió borrar buena parte del pasado de Alfred y colocarle como el mayordomo que siempre cuidó de la Mansión Wayne, que acompañó durante años a Thomas y Martha. Tras su asesinato, Alfred se convirtió en guardián legal de Bruce hasta que cumpliera la mayoría de edad. Al elemento de compañero de aventuras, había que unir ya el de figura en cierto modo paterna y de mentor, no ya sólo de Bruce Wayne sino también de todos los jóvenes que han desempeñado el papel de Robin.
El Alfred de Napier seguía las trazas básicas del personaje en el cómic, un mayordomo atento y culto, tan dispuesto a servir a Bruce Wayne y Dick Grayson como a colaborar en la lucha contra el crimen de Batman y Robin, aportando toques de humor a una serie ya de por sí cómica en todos sus aspectos. Quizá los aspectos que más distancia marcaban con respecto al personaje del cómic eran una edad más avanzada y las gafas, pero eso no le impidió llegar incluso a enfundarse el traje del héroe de Gotham o conducir el Batmóvil en alguna aventura. En 1968, Alfred apareció por primera vez en forma de dibujo animado, en ‘The Batman / Superman Hour’. Curiosamente, la voz se la prestó Olan Soule, el mismo actor que dio vida al Señor de la Noche en ésta y en la mayoría de las primeras apariciones animadas del héroe. Y es que en aquella época era práctica habitual que un actor doblara a muchos personajes.
Para su regreso al cómic, Julius Schwartz decidió aprovechar un personaje ya existente, un villano llamado Outsider cuya identidad era entonces desconocida y que se había enfrentado en un par de ocasiones a Batman. Era octubre de 1966 y habían pasado poco más de dos años desde la muerte de Alfred. La rocambolesca historia que ideó Schwartz colocó al mayordomo como víctima de un científico loco llamado Brandon Crawford. Éste descubrió a Alfred apenas vivo en su ataúd. Con un rayo experimental para la regeneración de células le devuelve la vida por completo, aunque no su memoria. Regresa como el villano ya mencionado y, tras ser derrotado y desenmascarado por Batman, un nuevo rayo le devuelve sus recuerdos. Alfred había vuelto. Con una excusa argumental muy rebuscada, sí, pero había vuelto.
La vida de Alfred en el cómic no presentó demasiados sobresaltos hasta que se presentó a la hija perdida del personaje: Julia Remarque. La joven era fruto de la unión entre Alfred y una heroína que conoció en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, Mademoiselle Marie. Sin embargo, fue un personaje de corto recorrido gracias a la ‘Crisis en Tierras Infinitas’. DC decidió borrar buena parte del pasado de Alfred y colocarle como el mayordomo que siempre cuidó de la Mansión Wayne, que acompañó durante años a Thomas y Martha. Tras su asesinato, Alfred se convirtió en guardián legal de Bruce hasta que cumpliera la mayoría de edad. Al elemento de compañero de aventuras, había que unir ya el de figura en cierto modo paterna y de mentor, no ya sólo de Bruce Wayne sino también de todos los jóvenes que han desempeñado el papel de Robin.
Cuando Batman dio el gran salto al mundo del cine, en 1989 y de la mano de Tim Burton, Alfred tenía que estar presente. Visualmente más cercano a Alan Napier y con características propias del cómic, el actor elegido fue Michael Gough, conocido por su participación en varios de los filmes de terror de la Hammer. “Basé a Alfred en alguien a quien conocí en Inglaterra. Cuando estuvo en el Ejército británico, hace años, este hombre era asistente de un general de división. Después de que el general perdiera una pierna en la guerra y abandonara el servicio, el hombre siguió ocupándose de él y de su familia en su casa. Luego, cuando el general murió, siguió ocupándose de su viuda. Es una persona totalmente recta, totalmente devota y muy leal... exactamente igual que Alfred”, explicó Gough durante la promoción de ‘Batman vuelve’.
El actor, el único (junto a Pat Hingle, que interpreta al Comisario Gordon) que aparece en los cuatro filmes de Batman dirigidos por Tim Burton y Joel Schumacher, considera a Alfred como “un hombre chapado a la antigua que intenta educar a Bruce Wayne como un pequeño caballero”. En su interpretación se empiezan a ver rasgos de la ironía que ha hecho tan popular al mayordomo de Batman en las últimas décadas. Esos rasgos se irán acentuando con el paso de las películas y se tornarán en un humor más directo en los dos filmes de Schumacher, ‘Batman forever’ y ‘Batman y Robin’. El sarcasmo como seña de identidad de Alfred, no obstante, se encuentra en estado puro en la televisión, en la serie de animación de Batman de los años 90, la que tantas bases ha sentado para la forma más contemporánea del personaje y sus mitos.
La voz del personaje en esta mítica e inolvidable serie se le encargó a Clive Revill (que había sido la voz y el desfigurado rostro del Emperador en su breve aparición en la versión original de ‘El Imperio contraataca’), pero sólo pudo participar en los tres primeros episodios a causa de otro compromiso profesional que había adquirido con anterioridad. Los productores de la serie quedaron tan encantados con su trabajo, que no quisieron grabar de nuevo los diálogos con el actor que le suplió, Efrem Zimbalista Jr., que es quien interpreta a Alfred a lo largo de toda la serie. En esta versión Alfred sirve en la Mansión Wayne siendo Bruce un niño, pero también hay alguna referencia (como en el episodio ‘El león y el unicornio) a su pasado como agente del servicio secreto británico, mezclando los orígenes que el cómic ofreció antes y después de ‘Crisis en Tierras Infinitas’.
La presencia de Alfred en la serie fue muy importante, como también lo fue en la siguiente serie animada, ‘The Batman’. De hecho, en esta ocasión es casi coprotagonista del espacio hasta que hacen su aparición en las últimas temporadas Batgirl y Robin y el enfoque se vuelve casi en exclusiva a las aventuras superheróicas. Las principales novedades del personaje en esta serie son una apariencia algo más joven de lo habitual y el vínculo de su familia con el Pingüino, ya que los Pennyworth sirvieron a los Cobblepott en Inglaterra. La voz de Alfred es aquí la del actor Alistair Duncan. En la más reciente encarnación animada de los mitos de Batman, ‘The Brave and the Bold’, Alfred apenas tuvo una breve aparición en un flashback del capítulo ‘Invasion of the Secret Santas!’.
En la serie ‘Birds of prey’, los productores decidieron saltarse la continuidad de los cómics y colocar a Alfred como mayordomo de Barbara Gordon, ya como Oráculo y retirada de su carrera como Batgirl (¿un guiño a la absurda presencia de Barbara Wilson, la Batgirl de ‘Batman y Robin’, como sobrina de Alfred?) por culpa del disparo del Joker que dejó a la heroína postrada en una silla de ruedas. El actor elegido, Ian Abercrombie, tampoco había leído cómics de Batman para preparar el papel (ni siquiera sabía de la existencia de una serie dedicada a las ‘Aves de presa’) y, aunque conocía a Michael Gough, no quiso estudiar demasiado su trabajo para Burton y Schumacher. “Quería dar mi propia personalidad a Alfred y mantenerle reconocible para los fans”, dijo.
Para todos aquellos que han adorado a Alfred a lo largo de las más de seis décadas de vida del personaje, la última versión cinematográfica deparaba la mejor de las sorpresas: el actor británico Michael Caine, uno de los mejores intérpretes contemporáneos, se hizo con el papel. Se dice que se le ofreció a Anthony Hopkins (que, curiosamente, ya había dado vida a un mayordomo en ‘Lo que queda del día’) y que éste lo rechazó. “Alfred es una tremenda ayuda para Bruce Wayne en su camino, es una constante en su vida y su conciencia moral también”, explicó Caine, quien aceptó por dos motivos: porque el guión que le leyó le pareció muy bueno y porque detrás del proyecto estaba Christopher Nolan, director al que admiraba desde ‘Memento’.
El actor, el único (junto a Pat Hingle, que interpreta al Comisario Gordon) que aparece en los cuatro filmes de Batman dirigidos por Tim Burton y Joel Schumacher, considera a Alfred como “un hombre chapado a la antigua que intenta educar a Bruce Wayne como un pequeño caballero”. En su interpretación se empiezan a ver rasgos de la ironía que ha hecho tan popular al mayordomo de Batman en las últimas décadas. Esos rasgos se irán acentuando con el paso de las películas y se tornarán en un humor más directo en los dos filmes de Schumacher, ‘Batman forever’ y ‘Batman y Robin’. El sarcasmo como seña de identidad de Alfred, no obstante, se encuentra en estado puro en la televisión, en la serie de animación de Batman de los años 90, la que tantas bases ha sentado para la forma más contemporánea del personaje y sus mitos.
La voz del personaje en esta mítica e inolvidable serie se le encargó a Clive Revill (que había sido la voz y el desfigurado rostro del Emperador en su breve aparición en la versión original de ‘El Imperio contraataca’), pero sólo pudo participar en los tres primeros episodios a causa de otro compromiso profesional que había adquirido con anterioridad. Los productores de la serie quedaron tan encantados con su trabajo, que no quisieron grabar de nuevo los diálogos con el actor que le suplió, Efrem Zimbalista Jr., que es quien interpreta a Alfred a lo largo de toda la serie. En esta versión Alfred sirve en la Mansión Wayne siendo Bruce un niño, pero también hay alguna referencia (como en el episodio ‘El león y el unicornio) a su pasado como agente del servicio secreto británico, mezclando los orígenes que el cómic ofreció antes y después de ‘Crisis en Tierras Infinitas’.
La presencia de Alfred en la serie fue muy importante, como también lo fue en la siguiente serie animada, ‘The Batman’. De hecho, en esta ocasión es casi coprotagonista del espacio hasta que hacen su aparición en las últimas temporadas Batgirl y Robin y el enfoque se vuelve casi en exclusiva a las aventuras superheróicas. Las principales novedades del personaje en esta serie son una apariencia algo más joven de lo habitual y el vínculo de su familia con el Pingüino, ya que los Pennyworth sirvieron a los Cobblepott en Inglaterra. La voz de Alfred es aquí la del actor Alistair Duncan. En la más reciente encarnación animada de los mitos de Batman, ‘The Brave and the Bold’, Alfred apenas tuvo una breve aparición en un flashback del capítulo ‘Invasion of the Secret Santas!’.
En la serie ‘Birds of prey’, los productores decidieron saltarse la continuidad de los cómics y colocar a Alfred como mayordomo de Barbara Gordon, ya como Oráculo y retirada de su carrera como Batgirl (¿un guiño a la absurda presencia de Barbara Wilson, la Batgirl de ‘Batman y Robin’, como sobrina de Alfred?) por culpa del disparo del Joker que dejó a la heroína postrada en una silla de ruedas. El actor elegido, Ian Abercrombie, tampoco había leído cómics de Batman para preparar el papel (ni siquiera sabía de la existencia de una serie dedicada a las ‘Aves de presa’) y, aunque conocía a Michael Gough, no quiso estudiar demasiado su trabajo para Burton y Schumacher. “Quería dar mi propia personalidad a Alfred y mantenerle reconocible para los fans”, dijo.
Para todos aquellos que han adorado a Alfred a lo largo de las más de seis décadas de vida del personaje, la última versión cinematográfica deparaba la mejor de las sorpresas: el actor británico Michael Caine, uno de los mejores intérpretes contemporáneos, se hizo con el papel. Se dice que se le ofreció a Anthony Hopkins (que, curiosamente, ya había dado vida a un mayordomo en ‘Lo que queda del día’) y que éste lo rechazó. “Alfred es una tremenda ayuda para Bruce Wayne en su camino, es una constante en su vida y su conciencia moral también”, explicó Caine, quien aceptó por dos motivos: porque el guión que le leyó le pareció muy bueno y porque detrás del proyecto estaba Christopher Nolan, director al que admiraba desde ‘Memento’.
El Alfred de Michael Caine coge lo mejor de cada interpretación anterior y crea un personaje reconocible pero a la vez muy personal. Su presencia en ‘Batman begins’ es esencial para entender la figura de Bruce Wayne, es, como en el cómic, quien le recuerda la importancia de su familia y de su legado. En las entrevistas promocionales de ‘Batman begins’, Nolan explicó que “Alfred representa el centro emocional de la película. Michael Caine es un gran ladrón de escenas y le he animado a hacerlo tanto como fuera posible, porque siento que Alfred, como personaje, también es un ladrón de escenas, tiene un maravilloso ingenio cortante en los cómics que Michael es capaz de llevar a la pantalla, dando a su actuación un calor y un humor que pegan muy bien con Bruce Wayne”.
Para el actor que interpreta a Batman, Christian Bale, entre el héroe y su mayordomo se establece “una gran relación, la encuentro muy divertida y muy conmovedora”. Como en el cómic. Y por primera vez se veía fielmente reflejada en la pantalla. Tanto el personaje como el actor volvieron para ‘El Caballero Oscuro’, reforzando esa relación entre héroe y mayordomo gracias a los negros momentos que viven en esta historia. Caine tiene contrato para una tercera película de la que todavía no se ha confirmado todavía nada, aunque rumores hay muchos. Como hiciera Michael Gough, Caine también se basó en una persona real para interpretar a Alfred. En este caso, trató de imitar la voz de un coronel que conoció en el Ejército cuando tenía 18 años.
La fidelidad de Alfred a Bruce Wayne dura ya 66 años. Cuando en los años 70 el Caballero Oscuro dejó la Mansión Wayne para trasladarse al corazón de Gotham, Alfred le siguió. Cuando en los 90 un Bruce Wayne con la espalda rota recorría el mundo mientras Azrael llevaba el manto del Murciélago en su ciudad, Alfred le siguió. Porque si algo caracteriza a este personaje es su fidelidad a su “amo”, un tratamiento que usa desde hace años pero que esconde una relación de amistad y cariño sin igual. El valor de su aportación a las historias a lo largo de tantas décadas es incuestionable, tanto en el cómic como en las diversas adaptaciones cinematográficas o televisivas que ha tenido Batman. Y lo que nos queda todavía por ver. Porque Alfred, aunque una vez DC nos mostrara su muerte, no puede morir.
Juan Rodríguez Millán
Para el actor que interpreta a Batman, Christian Bale, entre el héroe y su mayordomo se establece “una gran relación, la encuentro muy divertida y muy conmovedora”. Como en el cómic. Y por primera vez se veía fielmente reflejada en la pantalla. Tanto el personaje como el actor volvieron para ‘El Caballero Oscuro’, reforzando esa relación entre héroe y mayordomo gracias a los negros momentos que viven en esta historia. Caine tiene contrato para una tercera película de la que todavía no se ha confirmado todavía nada, aunque rumores hay muchos. Como hiciera Michael Gough, Caine también se basó en una persona real para interpretar a Alfred. En este caso, trató de imitar la voz de un coronel que conoció en el Ejército cuando tenía 18 años.
La fidelidad de Alfred a Bruce Wayne dura ya 66 años. Cuando en los años 70 el Caballero Oscuro dejó la Mansión Wayne para trasladarse al corazón de Gotham, Alfred le siguió. Cuando en los 90 un Bruce Wayne con la espalda rota recorría el mundo mientras Azrael llevaba el manto del Murciélago en su ciudad, Alfred le siguió. Porque si algo caracteriza a este personaje es su fidelidad a su “amo”, un tratamiento que usa desde hace años pero que esconde una relación de amistad y cariño sin igual. El valor de su aportación a las historias a lo largo de tantas décadas es incuestionable, tanto en el cómic como en las diversas adaptaciones cinematográficas o televisivas que ha tenido Batman. Y lo que nos queda todavía por ver. Porque Alfred, aunque una vez DC nos mostrara su muerte, no puede morir.
Juan Rodríguez Millán