28.5.09

RESBALANDO EN LODO: LA HISTORIA DE LOS CLAYFACES


Son varios los enemigos de Batman que tienen problemas con el barro, hasta el punto de que podemos encontrarnos con un nuevo Clayface en cada época de los comics del Señor de la Noche. Cada uno de estos personajes representa, en cierta manera, las características del período concreto en que surge, añadiendo en todos los casos un punto de locura y extravagancia a las aventuras del Caballero Oscuro.



El primero y más interesante de todos ellos aparece en los primeros años de existencia de Batman. Tras la creación de villanos tan emblemáticos como Joker o Catwoman, el mismo Bob Kane da vida a Clayface en Detective Comics nº40. El villano responde al alter ego de Basil Karlo, en lo que representa, por supuesto, un homenaje a Boris Karloff, el famoso actor de películas de terror de la época, especialmente recordado por su emblemática interpretación de Frankenstein. De hecho, el personaje de comic es un actor despedido por su productora cinematográfica, que decide vengarse empezando por los intérpretes que están rodando un remake de uno de sus primeros films. El villano va enfundado en una capa ondeante y se cubre el rostro con una máscara de barro, con la intención de provocar el mismo terror que los personajes que interpretaba en el cine. La historia de este primer Clayface captura a la perfección el ambiente que rodea los primeros comics del Caballero Oscuro, con una trama dramática y oscura que incluye un villano que podría acoplarse perfectamente a los parámetros de actuación de un asesino en serie de la vida real.

Con el paso de los años, puede verse surgir en los comics de Batman una más que notable ligereza que hace olvidar el ambiente de serie negra de los primeros tiempos, sustituido por extravagantes historias de ciencia ficción y villanos mucho menos temibles. Es así como, de acuerdo a los estándares de la época, surge en los años ´60 el segundo Clayface, un Clayface muy distinto al primero que responde al alter ego de Matt Hagen. Su primera aparición acontece en Detective Comics nº298, donde este submarinista descubre una piscina de productos químicos con extrañas propiedades. Un baño en estas sustancias confiere a su cuerpo una gran moldeabilidad similar a la del barro, además de la posibilidad de adoptar cualquier forma que desee. Sin embargo, es derrotado por Batman al desconocer el hecho de que dichos efectos desaparecen en 48 horas.



Los años ´70 son testigos del resurgir oscuro del Señor de la Noche, de la mano de leyendas del comic como Dennis O´Neil, Neal Adams , Steve Englehart o Marshall Rogers. Es precisamente este último artista quien, en colaboración con el guionista Len Wein, va a crear un nuevo Clayface con características que lo hagan más adaptable a las historias de esta época de oro en los comics de Batman. Tras la excelente etapa del Batman definitivo, en que Rogers dibuja guiones de Steve Englehart, llegan los Detective Comics nº 478 y 479, en los que se presenta Clayface III. Se trata de Preston Payne, un científico afectado por una enfermedad endocrina que, desesperado, busca su cura mediante la inyección de un suero con componentes de la sangre de Matt Hagen. Aunque en principio el remedio parece funcionar, Payne acaba convertido en un ser deforme afectado ahora por una extraña patología que sólo se calma transmitiendo su enfermedad a otros. La única forma de hacerlo es entrar en contacto directo con otra persona, contacto que resulta necesariamente letal al ser el cuerpo de Payne una informe masa de protoplasma tóxico. Se recupera así el componente dramático y oscuro de los primeras comics de Batman, con un temible villano condenado a matar a otros para aliviar su propio dolor, en una historia envuelta en un ambiente profundamente trágico y sin concesiones.

La siguiente década verá surgir un nuevo Clayface, esta vez en un cuerpo femenino. Nada se sabe del pasado de esta mujer cuya primera aparición se produce en Outsiders nº21, de 1987, en que se revela como sicaria del criminal Kobra, quien le ha inyectado sangre de Matt Hagen. Sus poderes incluyen, además de la moldeabilidad del segundo Clayface, la posibilidad de adoptar la forma y habilidades de otras personas.

En 1986, la saga Crisis en Tierras Infinitas sacude los cimientos del universo DC, y no serán pocos los personajes que perezcan en el transcurso de los cruciales acontecimientos cósmicos. Entre ellos, Matt Hagen fallece sin que apenas nadie se dé cuenta, pues lo hace discretamente en una pequeña viñeta junto a personajes de tercera fila del universo DC.



Poco después, conoceremos nuevos e interesantes detalles sobre Preston Payne, el tercer Clayface, en una historia que el maestro Alan Moore realizará para el Batman Annual nº11, de 1987. El guionista explorará el alcance de la locura de Payne, concretada ahora en una enfermiza pasión por los maniquíes de mujer. Es de suponer que, después de acabar horriblemente deformado tras pretender mejorar su aspecto, Payne se obsesiona con la idea de un cuerpo perfecto e inmutable. La caracterización del personaje por Alan Moore logra la empatía del lector hacia el desgraciado destino de Payne, cuyas delirantes extravagancias llegan a provocar la sonrisa en más de una ocasión.

Sin embargo, aún no se había contado la gran historia de los Clayface, y es que ningún autor, hasta el momento, se había atrevido a juntarlos en un mismo relato, lo cual podría suponer una amenaza de muy elevado calibre para Batman. En su mítica etapa en Detective Comics, Alan Grant no va a dejar escapar la idea, y de su pluma surge por fin la gran saga que mostrará la letal asociación de todos los Clayfaces: The Mudpack (El Enigma Clayface) en Detective Comics 604-608, de 1989. El primero de todos, Basil Karlo, es el cerebro que trazará el plan definitivo para acabar con Batman, reclutando a Preston Payne y Clayface IV como fuerza bruta de apoyo. En principio, Karlo pretende resucitar al fallecido Matt Hagen, pero engañando a los otros dos Clayfaces conseguirá hacerse con sangre de ambos para combinarla y dar lugar a un letal protoplasma. Al inyectárselo, Karlo se convierte en Clayface V, el Clayface definitivo, con la moldeabilidad del IV y el toque letal del III. El villano quedará enterrado bajo tierra tras una sobrecarga de energía lanzada por Looker, la miembro de los Outsiders que acude en ayuda de Batman. Previamente, Clayface IV había adoptado su forma e influido psíquicamente en Batman, que tuvo que enfrentarse a sus terrores internos más profundos, hasta que la verdadera Looker llegó al rescate. Al final de la historia, quedamos sorprendidos por la confirmación de la incipiente historia de amor entre Preston Payne y Clayface IV, que queda sellada con un delirante y apasionado beso.

Es evidente que, tarde o temprano, acabaremos sabiendo más sobre la relación amorosa entre los dos Clayfaces. Hemos de esperar casi 5 años hasta que Alan Grant se decide a retomar la historia, en la serie regular creada específicamente para este gran guionista: Shadow of the Bat, en sus números 26 y 27, de 1994. En ese momento, la serie se halla inmersa en los acontecimientos de Knightquest: la cruzada, así que los Clayfaces tendrán que vérselas con un Batman distinto, un Batman que esconde a Jean Paul Valley-Azrael bajo su amenazante armadura metálica. Descubriremos sorprendidos que, durante este tiempo, la relación entre Payne y su amada ha prosperado hasta el punto de que Clayface IV ha podido dar a luz a un pequeño bebé de apariencia normal e irónico nombre: Cassius, de Cassius Clay. Ocultos en el bosque, los dos enamorados sobreviven como pueden hasta que Matadero, uno de los grandes psicópatas gothamitas del momento, secuestra a su hijo. Chantajeados por Matadero, los dos Clayfaces volverán a Gotham para dar serios quebraderos de cabeza a un desconcertado Jean Paul Valley. Al final de la historia, quedarán al descubierto los incipientes poderes del pequeño Cassius, que quedará bautizado como Baby Clayface, una especie de Clayface VI.



Y si esperado ha sido el regreso de Preston Payne, aún más va serlo el de Basil Karlo, que no volverá a aparecer por los comics de Batman hasta 1998, casi diez años después de quedar enterrado bajo el subsuelo de Gotham City. En Shadow of the Bat nº75, dentro de la saga Aftershock, Alan Grant es una vez más el encargado de los destinos del personaje. Serán los efectos del cataclismo que en ese momento asola la ciudad los que van a posibilitar la liberación del Clayface definitivo. La tierra que le encerraba ahora tiembla y se resquebraja, trayendo a la superficie a un Clayface más loco y vengativo que nunca. Esta vez, su pretensión de acabar con Batman quedará frustrada por su rivalidad con Mr.Freeze, surgida gracias a un hábil truco del Señor de la Noche, que dejará a los dos colosos enfrentados en un auténtico duelo de titanes.

Clayface seguirá dando problemas cuando, tras el terremoto, Gotham City sea declarada Tierra de Nadie. Esta vez, Greg Rucka nos relata cómo el villano se aprovecha de Poison Ivy, quien supuestamente se había hecho con el control de Robinson Park, el pulmón verde de Gotham. Cuando Clayface llega al parque, toma el mando y esclaviza a Poison Ivy y a los niños que ella tenía bajo su protección; obligándoles a trabajar duro para recoger la fruta que se cultiva allí, de alta cotización en una Gotham aislada. Para derrotarle, será necesario que Batman y Robin liberen a Poison Ivy y ésta use su control sobre los vegetales para convertir a Clayface en poco más que tierra fértil.

Pero, tras regresar después de años encerrado bajo tierra, el villano no va a permitirse perecer tan fácilmente. Así, somos testigos de su regreso en la saga Hush, de Jeph Loeb y Jim Lee. Aquí, Clayface tendrá un papel determinante al tomar la forma de Jason Todd, el supuestamente fallecido segundo Robin; y hacer creer a Batman que el chico no estaba realmente allí, y que su identidad había sido suplantada. Posteriormente descubrimos que no es así y que Clayface había sido usado como mero señuelo.


En los últimos tiempos, no ha habido apariciones destacables en el comic de ninguno de los Clayface. Sin embargo, no podemos negar el elevado potencial de estos personajes, con elementos de tragedia y locura que son ya arquetípicos dentro de la galería de villanos del Caballero Oscuro. A pesar de contar con características muy atractivas, hemos visto cómo han sido relativamente poco explotados en las historias del comic. Así, su escasa presencia en la conciencia del gran público es determinante para el hecho de que nunca se haya considerado la adaptación para la gran pantalla de ninguno de ellos. Sin embargo, es posible pensar en lo atractivo que podría resultar un vengativo asesino en serie como Basil Karlo en una serie de films de tipo realista como la que está llevando a cabo el director Christopher Nolan.



En la serie de animación de los años ´90, Clayface sí ha tenido su oportunidad en pantalla. Con la identidad de Matt Hagen, comparte sus mismos poderes, aunque su origen es totalmente modificado, tomando elementos de varios de los Clayfaces del comic para lograr una caracterización algo más realista y mejor adaptada al tono general de la serie. Por ejemplo, Hagen compartirá aquí con Basil Karlo su condición de actor profesional y, al igual que Preston Payne, encuentra su aspecto poco atractivo, en este caso por sufrir una deformidad facial. Así, recurre a los productos cosméticos del industrial-mafioso Roland Daggett para solucionar su problema, no sin mantener duras disputas con el magnate. Tras un enfrentamiento con los matones de Daggett, Hagen acaba siendo sometido a una exposición masiva a sus extrañas cremas cosméticas, que acabarán otorgándole los poderes de moldeabilidad característicos del personaje. La obsesión del personaje será ahora la de vengarse de Roland Daggett, a quien considera responsable de haberle convertido en un monstruo.


Clayface volverá a aparecer en Mudslide (“Desprendimiento”), episodio en el que recurre a la ayuda de una doctora para intentar sanar y recuperar su condición humana. El final de la historia convertirá este capítulo en uno de los más trágicos de toda la serie, con Hagen renunciando ya a las esperanzas de curación. Con la llegada del new look de la serie, el aspecto de Clayface será uno de los que menos cambie, realizando sendas apariciones en los episodios “Caballeros de vacaciones” y “Dolores Acuciantes”.

Tarde o temprano, volveremos a tener noticias de alguna de las personas que en el pasado han asumido la identidad de Clayface. Habida cuenta de los precedentes existentes, incluso es posible que conozcamos a algún nuevo personaje que emplee una extravagante caracterización relacionada con el barro. En tal caso, lo tendría realmente complicado para mover a la preocupación a Batman, quien, tras haber superado a tantos y tan temibles Clayfaces, siempre estará dispuesto a enfrentarse a uno más.

Por Jorge González Román


BATMAN 70 ANIVERSARIO PORTADAS