Parece fácil crear un personaje con base en el murciélago opuesto al de Batman. Si éste es un hombre que se viste de murciélago, la nueva creación sería un murciélago con forma humana. Si Batman es el héroe, Man-Bat sería el villano. ¿Fácil? No, no lo es. Si no, no habría tardado 31 años en llegar a este universo del Señor de la Noche. Man-Bat no podía ser un simple enemigo más del héroe de Gotham. No. Debía ser una figura trágica, alguien que quería emular a Batman pero que perdió el control. Alguien que tenía en el Caballero Oscuro un héroe y un modelo, alguien que quiso tener los poderes de Batman para ayudarle en su lucha contra el crimen, pero que puso en peligro todo lo que amaba, sobre todo a su familia. Y aunque parezca un personaje fantástico que no termine de encajar en el Gotham más realista, lo cierto es que tiene un digno origen, un más que correcto desarrollo y algún que otro momento cumbre en su carrera.
Sólo con decir que Neal Adams es su creador, Man-Bat ya merece atención. Adams ya había ofrecido su visión de Batman en The Brave and the Bold cuando dio el salto a Detective Comics. Una vez allí, y después de formar un irrepetible dúo con Dennis O’Neal, se lanzó a proponer una historia a Juluis Schwartz, una historia con Man-Bat como protagonista. “Julie, sabes que, tarde o temprano, esta idea se le ocurrirá a alguno de los de Marvel. Le pondrán cara y ojos y la sacarán al mercado para fastidiar a DC”, le dijo el dibujante al entonces editor de los títulos de Batman. Y eso fue más que suficiente para convencer a Schwartz para apostar por el nuevo personaje. Adams dejó el argumento en manos del guionista Frank Robbins para que desarrollara la historia.
Y ésta se publico en el número 400 de Detective Comics, publicado en junio de 1970- Vemos el origen del personaje, en una historia titulada El desafío de Man-Bat. Kirk Langstrom, científico del Museo de Historia Natural de Gotham, ha desarrollado un suero capaz de dar a un hombre las habilidades físicas del murciélago y lo prueba en sí mismo. “¡Lo he conseguido! ¡Poseo las cualidades naturales de los murciélagos!”, dice Langstrom al comprobar que puede avanzar en la oscuridad sin tropezar con objeto alguno o que su oído se ha desarrollado hasta ser capaz de escuchar el más ínfimo sonido que se produzca en la sala. Pero el suero tiene efectos secundarios y el aspecto de Langstrom cambia hasta convertirse, poco a poco, en un ser más parecido a un murciélago que a un hombre.
En las primeras historias, las dibujadas por Neal Adams, es donde se forja el carácter trágico del personaje, el que hace que funcione a la perfección como némesis del Señor de la Noche. Langstrom quiere emular a Batman y combatir el crimen, y aunque lo consigue en su primera aparición, el suero provoca que el hombre se vea dominado por los instintos animales y es inevitable enfrentamiento contra el héroe. En el número 407 de Detective, Adams y Robbins dan un paso más en la tragedia: Kirk acaba convenciendo a su prometida, Francine, de que le ofrezca la “prueba de amor definitiva”, que ella también tome el suero y se convierta en murciélago para poder estar juntos para siempre. Al final de la historia, Batman consigue que los dos tomen el antídoto y pongan fin a su pesadilla. Pero ese no será el final de la odisea de los Langstrom, obviamente.
Man-Bat se convirtió en un personaje muy popular en los años 70, hasta el punto de ser uno de los protagonistas recurrentes de la serie Batman Family. Es en sus páginas donde se produce el nacimiento de Rebecca, la hija de Kirk y Francine. En esta etapa, Kirk Langstrom controla al murciélago y se convierte en un luchador contra el crimen en la ciudad de Nueva York, alejado del Gotham que le vio nacer. Eso sí, trabaja por el dinero de las recompensas. Historias muy propias de los 70, pero que desaparecieron con el fin de esa década. En los 80, Man-Bat entró en un círculo vicioso. Cada vez que aparecía, el guión era básicamente el mismo: Langstrom volvía a tomar el suero, Man-Bat perdía el control y había enfrentamiento con Batman. Más de una vez visitó la Batcueva en ese empeño. Nada demasiado original.
En 1996 el personaje recibió una vuelta de tuerca dentro del universo Elseworlds , el que coloca a los miembros del universo DC en otros tiempos y otros lugares. Y para darle mayor realce a esta miniserie, cabe recordar que Man-Bat es uno de los pocos personajes secundarios del universo de Batman, junto al Joker y Catwoman, que ha prestado su nombre a un título de esta colección. Jaime Delano, con John Bolton a los lápices, coloca a Langstrom apartado de la sociedad y experimentando para crear seres como él que acaben dominando el mundo por encima del hombre. Este Man-Bat posee todas las cualidades físicas del murciélago, pero mantiene la inteligencia del ser humano, convirtiéndose en una auténtica amenaza para la supervivencia del homo sapiens sobre la faz de la tierra.
Otra historia positiva es la recreación del origen de Man-Bat que hicieron 1998 el guionista Chuck Dixon y el dibujante Quique Alcatena. La última y más interesante aparición del personaje fue de la mano del guionista Grant Morrison. Talia, la hija de Ra’s Al Ghul, suministra el suero de Man-Bat a un ejército de sus secuaces, con el objetivo de conquistar nada menos que Gibraltar, una “debilidad” de Ra’s según explica la hija del Demonio. Pero aquí Langstrom no es ninguno de los numerosos Man-Bats que se pueden ver, sino que ayuda tanto a Batman como al ejército británico para acabar con las réplicas del ser que creó Talia. Apenas se ve a Langstrom en una página de la historia.
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